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Foto del escritorGianfranco Zolla

Al filo: meditaciones antes del fin

En una jornada trascendental para las Eliminatorias Sudamericanas rumbo al Mundial 2026, la selección peruana sufrió una dura derrota por 1-0 ante Argentina en la mítica Bombonera, un resultado que deja a la Bicolor en la última posición de la tabla con solo 7 puntos en 12 fechas.


Con un golazo de Lautaro Martínez, el conjunto dirigido por Jorge Fossati sumó otra caída más que lo deja al borde de la eliminación, con una distancia considerable respecto a los puestos de clasificación directa. La Blanquirroja estuvo marcada por la impotencia ofensiva y, aunque se mostró sólida defensivamente, no supo materializar sus pocas oportunidades.


Un primer tiempo de resistencia sin ofensiva


El encuentro comenzó con una presión abrumadora de la selección argentina, que dominó la posesión del balón desde el primer minuto. Lionel Messi, como siempre, fue el alma de la Albiceleste, distribuyendo el juego y generando peligro con su visión excepcional. Perú, por su parte, intentó mantenerse ordenado y compacto en defensa, tratando de anular los ataques rivales. Pedro Gallese, con reflejos felinos, fue la gran figura de la primera parte, sacando de manera brillante remates de Alexis Mac Allister y Nicolás Tagliafico, e incluso negando un mano a mano claro de Julián Álvarez. A pesar de estas intervenciones, el dominio argentino no cesó, y aunque los peruanos lograron neutralizar algunas llegadas, la sensación era de constante asedio.


Perú no lograba salir del asedio. Cada intento de contragolpe terminaba en errores de ejecución, con un Lapadula aislado y un Alex Valera que se veía incapaz de generar juego. El mediocampo, además, no lograba conectar con la delantera, y las llegadas eran pocas y mal definidas. Los contragolpes que había planteado Fossati como la clave para sorprender a Argentina no salieron como se esperaba: los peruanos mostraron apuro y falta de calma en los momentos decisivos.




La genialidad de Lautaro Martinez y un Perú sin reacción:


El partido parecía dirigido a un empate sin goles hasta que, a los 54 minutos, llegó el golpe de gracia. Lionel Messi, desde el sector izquierdo, envió un centro milimétrico al área, donde Lautaro Martínez, con su característico olfato goleador, se anticipó a los defensores peruanos y ejecutó una tijera espectacular que dejó sin opciones a Pedro Gallese. Un golazo que reflejó la calidad de un equipo campeón del mundo y la capacidad de sus figuras de resolver en momentos cruciales.


Este tanto encendió aún más los ánimos de la selección argentina, que no dejó de buscar el segundo gol para sentenciar el duelo. Perú, por su parte, intentó reaccionar pero su ofensiva seguía siendo inoperante. Los cambios introducidos por Fossati no trajeron la claridad necesaria, y la Blanquirroja, a pesar de algunos esfuerzos aislados, nunca logró hacerle daño a Emiliano Martínez. Con cada minuto que pasaba, el partido se tornaba más frustrante para los peruanos, que no pudieron capitalizar ni los contragolpes ni las jugadas aisladas en busca de un empate que ya parecía inalcanzable.


Las declaraciones del "nonno": Autocrítica y un pedido explícito a la FPF


Luego del partido, Jorge Fossati no se anduvo con rodeos al hablar sobre las falencias de su equipo. Si bien destacó la solidez defensiva y la capacidad para frenar el ataque argentino, reconoció que la falta de concreción en los contragolpes fue lo que marcó la diferencia. “Tuvimos varias oportunidades de contraataque que terminamos mal. En estos partidos, esas pocas oportunidades deben aprovecharse de otra manera”, explicó el técnico uruguayo. Fossati dejó claro que, si bien se podía considerar que Argentina fue mejor, la Blanquirroja no estuvo a la altura de las circunstancias.


Pero, más allá del análisis del encuentro, Fossati se refirió también a la situación institucional de la FPF, mencionando la necesidad de una reestructuración urgente. “La derrota duele, y lo que nos está faltando son los puntos en casa. Pero no es solo un tema de resultados; la situación de la Federación es crítica. Ha sido difícil sobreponernos a todo lo que ha sucedido, y el momento exige un cambio profundo en la estructura organizacional”, manifestó. El pedido de Fossati a la FPF para reformar la institución refleja una realidad que no se puede ignorar: el fútbol peruano no solo necesita mejorar a nivel deportivo, sino también recuperar la estabilidad interna para poder pensar en un futuro competitivo.


Balance oscuro y futuro incierto:


Con la derrota ante Argentina, Perú quedó en una posición sumamente complicada en las Eliminatorias, sin margen de error. La última plaza con 7 puntos y a seis unidades de la zona de repechaje, la Blanquirroja está en una situación límite. A pesar de las palabras de Fossati que intentan proyectar calma, la presión se va acumulando. Los jugadores parecen perder confianza, y la autocrítica también se intensifica dentro del grupo. Paolo Guerrero, quien estuvo presente en el partido, subrayó la falta de confianza del equipo, señalando que “falta creérsela más”, algo que Fossati reconoció como cierto, pero también explicó que la racha de malos resultados complicaba que se pudiera lograr una mentalidad ganadora.


El próximo desafío para la selección será contra Bolivia en marzo del próximo año. Este encuentro se perfila como decisivo para mantener vivas las esperanzas de clasificación. Fossati, consciente de la situación, sabe que los jugadores necesitarán más que solo resultados: será esencial recuperar el equilibrio emocional y la cohesión dentro del grupo. Sin embargo, más allá de lo inmediato, las grandes reformas que el técnico mencionó, tanto a nivel táctico como institucional, deben ser implementadas de manera urgente.


Contrastes borrascosos


La diferencia abismal entre las dos selecciones no fue tan evidente desde lo futbolístico en la Bombonera. Pero, mientras que Argentina sigue ganando y demostrando por qué es una de las grandes potencias del fútbol mundial, Perú continúa cayendo en un espiral negativo que parece no tener fin, el peruano hoy vive una realidad mucho más compleja. La necesidad de cambiar el rumbo va más allá de la elección de los jugadores o los cambios tácticos; se trata de un cambio estructural que debe empezar desde la base, tanto en el campo como fuera de él.


Perú enfrenta un año clave en su historia futbolística. La ventana para corregir el rumbo es estrecha, y la pregunta que se plantea es si el fútbol peruano podrá reconstruirse a tiempo o si la última posición en la tabla se convertirá en una condena irreversible. La Blanquirroja debe reaccionar rápidamente o podría quedar fuera de la carrera mundialista (matemáticamente) mucho antes de lo que todos esperan.

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